Raúl Loro, jefe de equipo del Parque de Bomberos de Arganda y miembro del Ericam: «Lo que he visto en Valencia ha sido terrible»

por | Dic 10, 2024 | 0 Comentarios

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Raúl Loro es bombero de la Comunidad de Madrid. Desde hace un año, aproximadamente, trabaja como Jefe de Equipo en el Parque de Bomberos de Arganda del Rey. Además, es miembro del Ericam, el Equipo de Rápida Intervención en Catástrofes de la Comunidad de Madrid, un cuerpo que opera a nivel mundial y que ha estado desplegado sobre el terreno durante las semanas posteriores a la DANA que causó más de 200 víctimas mortales, miles de personas afectadas y daños materiales millonarios en Albacete y, sobre todo, Valencia.

En esta entrevista, Raúl Loro comparte su experiencia en las dos expediciones profesionales que ha realizado como miembro del Ericam a la zona cero de la DANA, y también nos ilustra acerca del funcionamiento de este cuerpo élite en el sector de las emergencias, solo comparable a la UME en España. De hecho, la UME y el Ericam son los dos únicos grupos de España que forman parte del Grupo Asesor Internacional de Operaciones de Búsqueda y Rescate (INSARAG) y que tienen certificación de Naciones Unidas para realizar este tipo de operaciones y búsqueda.

¿Cuál es su experiencia como bombero de la Comunidad de Madrid y su vínculo con el Parque de Arganda?

Yo empecé en Bomberos en el año 2001. Arranqué mi trayectoria en el parque de Villaviciosa y decidí optar al ascenso a Jefe de Dotación y acabé en el parque de Valdemoro. Allí estuve cinco o seis años y al ascender a Jefe de Equipo, a raíz del concurso de traslado, llegué al Parque de Bomberos de Arganda, que en enero se convertirá en Parque de Zona.

¿Qué implica esta novedad para el Parque de Arganda y para el área —hasta Villarejo de Salvanés— a la que da servicio?

Vamos a aumentar la dotación de personas. O sea, va a haber más número de bomberos que el año pasado, pasando de trabajar nueve bomberos y un mando a hacerlo once bomberos y dos mandos por turno. Ser Parque de Zona implica ser uno de los principales de la Comunidad, de los que más avisos atiende.

En este año que lleva en el Parque de Arganda han tenido lugar dos sucesos impactantes tanto para Rivas como para Arganda: el incendio forestal del verano en Rivas y el accidente del conductor kamikaze que causó tres víctimas mortales, todas vecinas de Arganda.

Da la casualidad de que estaba trabajando, de guardia, las dos noches en las que sucedieron, tanto la del incendio de Rivas como la del accidente, que tuvo lugar casi en el límite de las dos poblaciones (Rivas y Arganda), que desgraciadamente provocó el fallecimiento de las tres personas que creo que eran de Arganda.

¿Cómo recuerda la actuación en las primeras horas del incendio de Rivas, que según las autoridades dijeron en aquellas fechas, fue de gran dificultad por culpa del viento?

El incendio ocurrió en la parte de arriba del pinar. Fue difícil no por la zona en la que estaba, aunque sí es compleja porque había bastantes taludes y muchos barrancos, sino por el aire, que soplaba mucho y nos dificultó mucho las labores de extinción. De hecho, era un aire cambiante y hubo momentos en los que fue bastante complicado. Encima, no había opción de caminos para poder dar la vuelta a los camiones y en algunos casos teníamos que salir marcha atrás porque el fuego nos atrapaba.

Raúl Loro, junto a sus compañeros del Parque de Bomberos de Arganda
Raúl Loro, junto a sus compañeros del Parque de Bomberos de Arganda (foto: Diario de Arganda)

En paralelo a este trabajo que presta al Sureste desde el Parque de Bomberos de Arganda, usted forma parte del Ericam, el Equipo de Rápida Intervención en Catástrofes de la Comunidad de Madrid, que ha estado trabajando desde las primeras horas y durante semanas, en la zona cero afectada por la DANA en Valencia. ¿Cómo funciona el Ericam?

Nosotros formamos cinco equipos completos (mínimo 24 personas, según la Comunidad de Madrid) formados por profesionales de Bomberos de la Comunidad de Madrid, Summa 112 y equipos de búsqueda canina, y tenemos que estar activados, en alerta, en períodos de 15 días. Para ese período somos autónomos; dormimos en tiendas de campaña y llevamos todo lo necesario. Si en esos 15 días ocurre alguna catástrofe a nivel nacional o internacional, se nos puede activar. Pueden ser grandes incendios, como los de Portugal de 2017 o los de Castellón, más recientes, y los de Canadá, también en 2023, o terremotos como el Turquía de 2022. Nuestra labor dentro del Ericam, la de Bomberos, tiene que ver sobre todo con movimientos de cargas, algo propio de los terremotos y grandes derrumbes, pero se nos puede activar para todo tipo de catástrofes. En todos los casos, la prioridad número uno es rescatar personas con vida en las catástrofes.

¿Desde cuándo forma parte de este cuerpo de voluntarios?

Empecé en el año 2023 y a los 15 días me activaron para ir al terremoto de Turquía —el 6 de febrero de 2023, varios seísmos dejaron alrededor de 45.000 muertos en el noroeste Turquía, según cifras oficiales aportadas por la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD) y más de 5.000 en Siria—. Aquel no era mi grupo pero por un cambio con un compañero me tocó.

¿Cómo recuerda aquella primera experiencia?

Recuerdo que en Turquía hicimos un primer rescate de una persona con vida, tras llegar 48 horas después del terremoto, en un sitio de bastante dificultad donde trabajamos, dentro del agujero, con temblores. Que pensabas que aquello se caía y te pillaba dentro.

El octavo día de estar allí sacamos otra persona con vida. Y encima, al principio la sacamos bastante malita pero fue medicarla el equipo del Summa 112 del Ericam y mejoró, y posteriormente la médico nos dijo que iba a salir adelante sin ninguna secuela. Fue increíble.

¿Le afecta a nivel personal lo que ve, este tipo de vivencias profesionales que son también personales?

Te afecta mucho a nivel personal, pero también te sorprende. O sea, recuerdo en Turquía ver niños por la calle, y yo acordarme de mi hijo. De hecho, en algunos momentos te emocionaba verlos cómo estaban jugando en la calle de una manera normal, porque al final son niños, y ver que uno se acostumbra también a lo malo. Y recuerdo cómo te vas adaptando a la situación y cómo, de repente, tú pasas por una zona donde hay ruinas y casi no te afecta. Pero sobre todo al inicio es impactante cuando llegas allí.

Raúl Loro, en el Parque de Bomberos de Arganda
Raúl Loro, en el Parque de Bomberos de Arganda (foto: Diario de Arganda)

Recientemente, te has desplazado a la zona cero de la Dana hasta en dos ocasiones con el Ericam, si no me equivoco.

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Sí, así es. Fuimos primero a Sedaví, con la primera rotación, al segundo día de la DANA, y en un segundo viaje, dentro de la tercera rotación, trabajamos en Paiporta.

¿Qué palabra te viene a la cabeza para describir lo que has visto?

Terrible. Terrible. Terrible —lo repite tres veces, con espacios entre cada ocasión—. En Turquía, por seguir con el ejemplo, hubo muchísimos fallecidos y aquí, afortunadamente, muchos menos, aunque también la extensión de la zona afectada ha sido menor, pero la sensación al llegar, sobre todo el primer día… terrible.

Ya cuando íbamos para allá con los vehículos, por la parte de Buñol, bajando hacia Utiel, se veían coches tirados y arrastrados, muros caídos… era como una película apocalíptica, de esas distópicas. Y ya allí, recuerdo montoneras de coches en cruces de cuatro calles que llegaban casi a una segunda planta, zonas inaccesibles por las que tenías que subir por encima de las montañas de coches para pasar al otro lado…

¿Cuál fue el trabajo del Ericam durante esa primera rotación?

Durante casi una semana, el trabajo fue achicar agua de los garajes donde podía haber víctimas mortales, pero no encontramos ninguna. Estuvimos muchos días y muchas horas achicando agua y lodo de los garajes.

Miembros del Ericam trabajando en un garaje lleno de lodo en una de las poblacionea afectadas por la DANA
Miembros del Ericam trabajando en un garaje lleno de lodo en una de las poblacionea afectadas por la DANA (foto: ASEM 112)

Para que la gente que no ha estado allí entienda la dimensión de lo sucedido y la cantidad de manos expertas que son necesarias en las tareas posteriores a la DANA, ¿cuánto tiempo tardaron en vaciar un garaje de agua y lodo?

Días, muchos días. Y eso en un garaje de dos plantas y 180 plazas, en el que yo estuve más tiempo en Sedaví, donde el agua llegaba hasta arriba (hasta el techo) pero en el que casi no había lodo. En Paiporta, donde estuve después, a la semana siguiente, todo era lodo y encima endurecido, y eso hacía que todo fuera mucho más difícil porque a nuestras bombas y mangueras les cuesta mucho más.

Cuando hablamos en los días en los que estuvo desplazado en Valencia para dar agendar esta entrevista, recuerdo que me insistió en la importancia de dar un mensaje de continuidad a las ayudas.

Aquellos días me preguntaban si se necesitaba algo y yo les decía que no se necesitaba más. Recuerdo ver aquel colegio que habilitaron como punto de almacenamiento y entrega de comida y otros productos lleno. Fue increíble la respuesta en ese sentido, la ayuda ha sido masiva. Pero hay que mantenerlo en el tiempo porque la gente va a necesitar ayuda externa, que los propios municipios no les va a poder aportar porque no tienen capacidad, durante muchos meses, como poco.

Aprovecho su perfil profesional para consultarle su opinión sobre la coordinación y el papel del voluntariado en este tipo de catástrofes.

En los primeros momentos todo se desborda, es normal. Incluso Bomberos del Consorcio de Valencia estaban desbordados porque sus propios parques, en muchos casos, estaban inutilizables. Ojalá todo fuera más inmediato si cabe, pero no es tan fácil gestionar la llegada a este tipo de sitios en esas circunstancias.

Por otro lado, en las horas posteriores es clave la coordinación para no duplicar las tareas y también para gestionar toda esa ayuda de la gente, que ha mostrado una humanidad increíble. Yo “he flipado” —dice, literalmente—, viendo a gente joven, a gente mayor que lo habían perdido todo y ahí estaban ayudando por el día. Y me emocionó cuando llegamos a la zona afectada y vimos aquella cantidad de gente voluntaria, ya el viernes por la mañana después de la DANA, pero es que lo del sábado cruzando en masa la gente el Turia desde Valencia, con caminatas de hora y pico en muchos casos… fue increíble. No cabía tanta gente por las calles; en ese sentido, en cantidad de gente, me recordó a Valencia en Fallas.

Raúl Loro, Jefe de Equipo del Parque de Bomberos de Arganda y miembro del Ericam (foto: Diario de Arganda)
Raúl Loro, Jefe de Equipo del Parque de Bomberos de Arganda y miembro del Ericam (foto: Diario de Arganda)

En un segundo viaje, tras descansar en Madrid unos días, regresa tu equipo del Ericam, en la tercera rotación, a la zona cero. En este caso a Paiporta. ¿Qué encontrasteis allí?

Estaba destrozada, todo reventado, con un nivel muy alto de afectación de lodo y barro, que nos complicaba mucho el trabajo porque estaba taponada la red de saneamiento. Tuvimos incluso que diluir el barro porque no tragaba.

¿Cuándo terminó esa segunda expedición en pocos días, qué pesó más, el cansancio físico o el mental?

La verdad es que el físico porque en los últimos días estuvimos desarrollando un trabajo muy físico, ya que las mangueras de agua pesan, pero lo hacen mucho más si se llenan de lodo; así pesan unas cuatro veces más de lo normal.

¿Cómo ha sido, según su punto de vista, el trato con la gente, con afectados y voluntarios?

Lo primero que me viene a la cabeza es el trato con la gente, el agradecimiento continuo cuando íbamos por la calle. Era un “gracias” continuo, gracias cuando al final la gracias las das tú porque al final hay muchas personas allí de voluntarias que quieren estar y ayudar, y tú estás recibiendo una parte de su ayuda, de gente que se está sintiendo útil, y eso es muy gratificante. Me quedo con la cantidad de gente que se acercaba a la zona afectada con recogedores de casa, que no servían para nada, con escobas y con cubos, lo que podían… Se ponían bolsas de basura hasta la rodilla porque no había botas. Me quedo con esa voluntad de ayudar de la gente.

Ojalá que la gente siga manteniendo ese nivel de compromiso y ayuda, que las manos sigan apareciendo, porque esto va a ser muy largo. Tanto por los daños materiales, con gente que se ha quedado sin negocio y sin casas, como medioambientales.

El Ericam, trabajando en la zona cero de la DANA
El Ericam, trabajando en la zona cero de la DANA (foto: ASEM 112)

¿Le queda, ahora que han pasado algunas semanas, alguna experiencia personal concreta de lo vivido en Valencia que le venga a la cabeza?

Había gente que te contaba que lo había perdido todo, su casa y su negocio. Que estaban en casa de un hermano, o que se tenían que ir a Valencia o a otras localidades con familiares o amigos porque sus casas o negocios eran bajos, sus medios de vida para muchos. Imagínate la situación de esas personas, no sabías ni qué decirles cuando te decían que habían metido todos sus ahorros en ese bar que ahora estaba destrozado. Recuerdo a una doctora con la que coincidí en la segunda vez que estuve que iba dando abrazos y besos, porque no había palabras que pudieras decirles.

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