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Vivienda de la calle Don Diego (foto Diario de Arganda)

Vivienda de la calle Don Diego (foto Diario de Arganda)

Jesús y Milagros son una joven pareja que, en agosto de 2020 y llenos de planes e ilusiones, decidieron comprar una vivienda a un particular en la calle Don Diego de Arganda, en pleno centro del municipio. Tras las pertinentes visitas al inmueble y con su boda a un mes vista, se lanzaron a la aventura de solicitar una hipoteca de 83.000 euros para adquirir su futuro hogar, ya que nada hacía presagiar a priori la pesadilla que les esperaba una vez decidieron acometer una mínima reforma.

La vivienda, tal y como han explicado los protagonistas a Diario de Arganda, parecía encontrarse en buenas condiciones a pesar de su antigüedad (data de 1900) y además contaba con una ITE (Inspección Técnica de Edificios) favorable fechada en julio de 2014, seis años antes de la compra.

La pareja invirtió en esta vivienda todo su capital y además se hipotecó con el objetivo de iniciar su nueva vida en este inmueble. Hasta que decidieron cambiar los suelos. Ahí comenzó una pesadilla para ellos que dura ya tres años.

Vicios ocultos

Animados por la ITE favorable y por las reiteradas inspecciones oculares realizadas a la vivienda antes de su compra, Jesús y Milagros pretendían realizar una reforma mínima para adecuarla a sus gustos, empezando por el suelo. Al levantarlo, se llevaron su primera y desagradable sorpresa. Una cimentación defectuosa, vigas podridas a punto de partirse, huecos de varios metros… El varapalo definitivo llegó cuando, tras esta alarma inicial, contrataron a un arquitecto para que analizara los desperfectos. Este realizó varias catas en el falso techo que la anterior propietaria había instalado en la planta baja y se percató de la existencia de vigas de madera en pésimas condiciones que amenazaban con un desprendimiento inminente. “Cuando salimos, me dijo que la parte buena era que nos había salvado la vida, porque el techo podría habérsenos caído encima en cualquier momento”, explica Milagros a este diario digital.

En este tiempo, además, el suelo de uno de los dormitorios ha sufrido una evidente inclinación que no hace presagiar nada bueno, a lo que se suman aberturas en las paredes y desprendimientos en la fachada lateral.

Desde ese momento, esta joven pareja ha vivido un calvario que, además, está teniendo consecuencias para su economía, y también para su salud. Denunciaron los hechos en el juzgado de Arganda por una presunta estafa en la compra-venta por la existencia de vicios ocultos presuntamente ‘maquillados’ de forma deliberada y continúan a la espera de una resolución judicial desde el año 2020.

Mientras, tienen que seguir haciendo frente a los gastos de la hipoteca, a la vivienda en la que residen de alquiler en Torrejón de Ardoz, al coste de la alarma que han tenido que instalar para evitar la ‘ocupación’ del inmueble y a unos 12.000 euros que han tenido que invertir en la contratación de arquitectos, peritos y en costes judiciales.

Hasta el momento, a falta de que se pronuncie la justicia, han intentado agotar todas las vías posibles, tanto en negociaciones infructuosas con la anterior propietaria como en conversaciones con el Ayuntamiento de Arganda, tratando de que el Consistorio declare el inmueble en ruina, algo que no han logrado.

La única solución que les plantean los diferentes arquitectos con los que han contactado por el momento es acometer una reforma integral de la vivienda, que tendría un coste de unos 120.000 euros, totalmente inasumible para ellos.

ITE favorable

En julio de 2014, la anterior propiedad encargó a un arquitecto colegiado la realización de la obligatoria Inspección Técnica que deben poseer todos los inmuebles de Arganda. En su informe, este arquitecto dictamina que las condiciones de seguridad de la vivienda son “favorables”, y detalla que el estado de la cimentación es “normal”, al igual que la estructura; y que el estado de la cubierta y de la fachada son “buenos”. Esta vivienda tuvo una reforma parcial en fachada y cubierta en 2011, aunque en el informe no se hace referencia a ninguna intervención previa sobre la cimentación o la estructura.

La concejala de Urbanismo del Ayuntamiento argandeño, Lola Martín, ha atendido a Diario de Arganda para explicar la situación desde el punto de vista del Consistorio. La edil “empatiza” con esta pareja, pero niega cualquier responsabilidad del Ayuntamiento en esta cuestión “entre particulares”, subrayando además que la Inspección Técnica no es competencia municipal, ya que el Consistorio únicamente insta a los propietarios a realizar dicha inspección, que estos encargan al arquitecto que consideran oportuno.

Desde la concejalía se han mantenido reuniones con Jesús y Milagros, a las que ha asistido también el alcalde del municipio, y recientemente enviaron a un arquitecto y un aparejador municipal para analizar el estado de la vivienda, concluyendo que no cumple con los preceptos legales para ser declarada en ruina.

De esta manera, la única esperanza para esta pareja es que la justicia les dé la razón llegado el momento y se pueda revertir la compra-venta de esta casa que, lejos de ser el hogar que deseaban para formar una familia, se ha convertido en su peor pesadilla.

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