Cada primavera, las calles de Arganda del Rey se engalanan para recordar uno de los pasajes más importantes de su historia, el suceso real del Motín de Arganda contra el Duque de Lerma, acaecido los días 12 y 13 de septiembre de 1613.
Este año, cuando se celebre los días 23, 24 y 25 de mayo, la representación teatral del Motín de Arganda presumirá de su pronta declaración como Fiesta de Interés Turístico Regional, todo un hito para la ciudad que coincide con el 30 aniversario de la primera representación que organizó Arganda de su Motín allá por 1995.
Fue la única vez que se representó sobre un escenario, el del auditorio Víctor Jara —demolido en 2007—, porque la segunda edición de su historia, ya en el siglo XXI, en el año 2002 concretamente, el Motín de Arganda adoptó el formato actual, con las calles y lugares originales de la ciudad como escenarios.
Aunque han pasado tres décadas de la primera recreación del Motín de Arganda, solo se han celebrado siete ediciones, ocho con la de 2025, que será la cuarta consecutiva tras recuperar la fiesta el Ayuntamiento de Arganda del Rey en el año 2022, con Guillermo Hita (PSOE) en la alcaldía, después del parón obligado por la pandemia —en 2021 se sustituyeron las celebraciones en la calle por una exposición—. Antes, el Motín de Arganda se celebró también en octubre —ahora se organiza en primavera— de los años 2018 y 2019.
Hay que viajar muy atrás en el tiempo, hasta 1995 y 2002 respectivamente, para encontrar las dos primeras representaciones teatrales del Motín de Arganda, que estuvo primero siete años y luego 16 más sin celebrarse en la ciudad. Algo impensable ahora que va a ser declarada Fiesta de Interés Turístico Regional.
Hasta esas dos primeras representaciones: la primera en la historia de la fiesta (1995) y la primera en la que se realizó en la calle (2002) viajamos en este reportaje histórico sobre el origen del Motín de Arganda, en cuyo desarrollo jugaron un papel decisivo el pueblo argandeño y, especialmente, una técnica de Cultura del Ayuntamiento ya jubilada, vecina de la ciudad, Cristina Corcovado.
1995: la primera representación del Motín de Arganda
El 7 de junio de 1995, el ya desaparecido auditorio Víctor Jara se llenó para presenciar la primera representación teatral del Motín de Arganda, en la que participaron muchos vecinos y vecinas de la ciudad voluntarios que se apuntaron en la lista abierta de escenificación.
Pocos saben que la obra, que se puede visionar de forma completa en YouTube, fue el colofón a un gran proyecto municipal que se extendió durante dos años.
El Consistorio argandeño trabajó en ello desde 1993, con Julio Gómez (PSOE) como alcalde y José Rodado como concejal de Cultura, concejalía en la que trabajaba como técnica municipal Cristina Corcovado, personaje clave en el desarrollo de la representación del Motín de Arganda.
“Nos pidieron al área de Cultura un análisis de la situación cultural de nuestra localidad, preocupados porque desde la Administración Local se ofrecía una amplia oferta cultural en forma de talleres y actividades, y que un gran número de ciudadanos y ciudadanas participaba en las diferentes propuestas, pero había un gran desconocimiento del área en su conjunto”, relata Corcovado.
De este proceso de reflexión y análisis surgió el proyecto que ella misma coordinó, y que derivó en la representación teatral del Motín de Arganda. “Surgió la idea de elaborar un proyecto de interés cultural e integrador de todas las disciplinas y que sirviera para favorecer el desarrollo cultural, formativo y profesional de los participantes”, explica Cristina Corcovado, hoy jubilada.
Que el Motín fuera el eje central fue una consecuencia de este proceso: “fue entonces cuando Julio Cerdá, el archivero municipal, encontró la información sobre el suceso real del Motín de Arganda contra el duque de Lerma”, recuerda Corcovado. “Pensamos que podría ser un buen motivo histórico para celebrar una fiesta barroca y poner en marcha el nuevo proyecto cultural, y así fue como nació El Motín de Arganda, por primera vez, en el año 1995 para la recuperación de la memoria colectiva del pueblo”, agrega.
Dada la envergadura del proyecto, el equipo de Cultura decidió una planificación a dos años vista. “El primer año se trabajó la parte de documentación e investigación y el segundo año en la producción”, explica Cristina Corcovado.
En ese primer año, cuenta la ex técnico municipal, “el archivo y la biblioteca tuvieron un papel muy importante, atendiendo a las necesidades documentales de cada taller y asesorando y formando a los distintos colaboradores”. Además, se organizaron visitas y actividades culturales como “audiciones musicales, representaciones de teatro del Siglo de Oro, visitas al museo de Artes Decorativas, al Corral de Comedias de Almagro, y un sinfín de actividades que sirvieron para que todos los participantes tuvieran una idea clara de la época histórica en la que se aconteció El Motín”, continúa explicando Cristina Corcovado.
El Ayuntamiento de Arganda organizó un concurso literario del que salió el primer texto del Motín de Arganda. Ganó aquel concurso António Peñalver, que ha declinado la invitación de Diario de Arganda para participar en este reportaje. Peñalver, eso sí, confirma que su texto fue el ganador, aunque Cristina Corcovado no recuerda si finalmente se utilizó en la representación que se presentó en el auditorio Víctor Jara.
En paralelo a esta iniciativa, ya durante el segundo año del proyecto, se desarrolló la fase de producción. “Cada uno de los talleres tenía un cometido y un trabajo que desarrollar y que obligaba a mantener el contacto con los demás; se hizo el atrezzo, el vestuario, la música, los coros, las coreografías, la escenografía, la publicidad, diario fotográfico, video, etc., bajo la dirección del director de la puesta en escena, el profesor de teatro Carlos Marco —fallecido hace años—”, dice Cristina Corcovado.
Marco fue el responsable del montaje que “tuvo una aceptación que superó todas las expectativas previstas”, reconoce Corcovado. “Participaron más de 300 personas en escena y fue una experiencia inolvidable, aplaudida por más de 2.000 espectadores y celebrada por los vecinos y vecinas del municipio”, agrega.
2002: el Motín de Arganda toma la calle
El éxito del proyecto original no se tradujo en la continuidad de la representación teatral del Motín de Arganda, que estuvo siete años sin celebrarse de nuevo, durante el primer mandato como alcalde de Ginés López (1995-1999) y parte del mandato de Pedro Díez (PSOE), cuyo equipo de Gobierno recuperó el proyecto cultural.
Lo hizo también con Cristina Corcovado como coordinadora pero con una gran diferencia en el planteamiento: con la idea de representarlo en la calle. “Se planteó la idea de representarlo en la calle, de manera festival, recuperando los lugares y calles por las que acontecieron los hechos históricos. Una representación itinerante, festival y de interés turístico”, explica la ex técnico municipal.
Entonces, Carlos Marco ya no ejercía como profesor de teatro en la ciudad, de manera que Arganda organizó un concurso público del que salió la nueva dirección teatral del Motín de Arganda: Agustín Iglesias, director del teatro Guirigay, entonces con sede en la ciudad —actualmente está ubicada en Los Santos de Maimona (Badajoz)—.
“Él (Agustín Iglesias) aportó actores y actrices de su compañía, contrató a otros actores, y coordinó la participación de la Banda Municipal, Escuela de Danza, Casas Regionales y personas que a nivel particular quisieron participar”, señala Crsitina Corcovado.
Los recuerdos de Agustín Iglesias son similares: “El proyecto fue concebido con una gran fiesta colectiva, como un proyecto de dinamización cultural en toda la ciudad que implicaba a lo largo de todo el año a la Escuela Municipal de Teatro, las Casas Regionales y otros colectivos de la ciudad”, recuerda el director de teatro.
Durante casi dos años, según Iglesias, se dio forma al nuevo formato del Motín de Arganda. “Fue un trabajo muy intenso pero muy bonito, de establecer dinámicas culturales en la ciudad, con un objetivo distinto al del Motín en su etapa más reciente, que tiene una visión más capitalista”, lamenta.
En aquella primera representación teatral en la calle del Motín de Arganda, “se usó el vestuario y atrezzo del primer Motín que se completó con nuevas confecciones para todos los participantes. Se invitó a los bares y restaurantes de las calles por donde se desarrollaron las escenas a cocinar platos de la época, y también participaron las asociaciones de familias de los centros educativos”, apunta Cristina Corcovado.
En su archivo, la compañía Guirigai guarda algunos de los bocetos de los diseños de vestuario específicos de la segunda edición del Motín de Arganda, primera de su historia en el formato actual. Incluso conserva el texto completo de la obra, firmado por el dramaturgo Miguel Murillo, que puedes leer aquí.
La representación tuvo lugar los días 19 y 20 de mayo de 2002, y participaron 300 actores, de ellos unos 200 vecinos y vecinas de Arganda. Uno de ellos, el propio alcalde, Pedro Díez, que se caracterizó como «el ciego de Gondomar».
María, entonces alumna de la escuela municipal de teatro de Arganda, se metió en el papel de Segismunda Porrillo. “Lo recuerdo como un momento muy divertido. También de mucho aprendizaje ya que la mayoría de nosotros, los que estábamos en la escuela municipal de teatro y no éramos profesionales, nunca habíamos actuado fuera de una sala con el público tan cerca y temíamos que los nervios nos jugaran una mala pasada”, dice María, que tenía 16 años en el momento de la representación teatral del Motín. “Por suerte no fue así, salió todo genial y lo disfrutamos al máximo», añade.
Para Agustín Iglesias, el Motín de Arganda del año 2002 “fue un exitazo, y tuvo mucho impacto”. Las fotos y vídeos de aquel primer Motín de Arganda en la calle que conserva en su archivo la compañía Guirigai confirman lo que dice su director: las calles de Arganda se abarrotaron para disfrutar del Motín, algo a lo que ayudó el sol radiante que acompañó el evento. María comparte el buen sabor de boca con el director. «Estuvimos semanas preparándolo con mucha ilusión y fue una alegría ver la acogida que tuvo con tanta gente en las calles participando de la fiesta”, afirma.
Agustín Iglesias lamenta más de 20 años después que el proyecto no tuviera continuidad. “Fue muy duro ese cambio de gobierno que acabó con toda la actividad, con la escuela…” reconoce el director de teatro, que regresó a Arganda para organizar el siguiente Motín, en 2018, dieciséis años después, pero que sus sensaciones ya no fueron las mismas que en 2002. “Lo hicimos por Cristina, que es la figura clave del Motín de Arganda, la persona que empujó el proyecto junto a Pedro Díez”, concluye Iglesias.
Por su parte, Cristina Corcovado recuerda nítidamente otros detalles de aquella fiesta de 2002: “la fiesta terminó con un concierto musical de un grupo importante después de la representación. El duque de Lerma subió de la Casa del Rey a la plaza en carroza tirada por caballos. Y desde los talleres municipales y centros escolares se pintaron banderolas que engalanaron calles y plaza”, relata.
Para la ex técnico de Cultura del Ayuntamiento de Arganda, “el resultado artístico fue muy bonito, de buena factura. Bien ambientado, bien vestido y bien interpretado”.
Tal es el regusto que le dejó, que Corcovado reconoce que, para su gusto, “fue el mejor”. Y, añade, “la afluencia de público superó las expectativas, fue muy aplaudido y celebrado”, concluye. La representación se puede visualizar en Youtube clicando aquí.
Ahora, 23 años después, y tras un abandono de la representación teatral del Motín de Arganda hasta 2018, Arganda celebra este 2025 el 30 aniversario de una fiesta que es bandera de la oferta cultura y turística de la ciudad en la actualidad, como demuestra la declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional que está a punto de ser una realidad.
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