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Laguna de aceite de Arganda (foto: Diario de Arganda)

Laguna de aceite de Arganda (foto: Diario de Arganda)

Cerca de 10 años de vertidos incontrolados y otros tantos para su recuperación. La ‘laguna negra’ de Arganda, también conocida como la ‘laguna de aceite‘, es uno de los grandes retos que ha afrontado el área de Economía Circular de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura de la Comunidad de Madrid, quizá el mayor al que se enfrenta.

Una ingente labor condicionada por la ausencia de referentes y de experiencias similares previas a la hora de acometer un proyecto de enorme calado medioambiental que comienza a vislumbrar su final, aunque con unos plazos superiores a los inicialmente previstos.

Diario de Arganda ha visitado los terrenos ubicados en pleno Parque Regional del Sureste, una zona especialmente protegida por su valor medioambiental y en la que la Consejería y la empresa especializada en soluciones integrales TRAGSA se afanan por extraer los más de 50.000 metros cúbicos de material contaminante que fueron arrojados sin ningún tipo de control en esta antigua cantera desde finales de los años 80 hasta 1997, y que permanecieron allí hasta que en 2009 la Comunidad de Madrid se decidió a actuar.

Antecedentes

La formación de estas lagunas (en realidad son dos, una llamada laguna mayor y otra más pequeña anexa denominada laguna sureste) se retrotrae a mediados del siglo XX, cuando las explotaciones de áridos alcanzaron en esta zona las capas freáticas dando lugar a la formación de lagunas.

En este enclave en concreto, el desastre natural comenzó a perpetrarse en 1989, cuando la empresa Aceites Ulibarri y Piqsa, dedicada paradójicamente a la recuperación ecológica de hidrocarburos, comienza a verter en estas lagunas sus residuos tóxicos, concretamente sulfonatos de petróleo resultantes de su actividad.

Laguna de aceite de Arganda (foto: Diario de Arganda)

Laguna de aceite de Arganda (foto: Diario de Arganda)

En 1997, la empresa se extingue y, tras el fallecimiento de su propietario, se da inicio a un proceso que concluye con la adjudicación en subasta de la parcela a un tercero. Este, al ser consciente de la situación en la que se encuentra esta laguna, rechaza seguir adelante con los trámites para la asunción de su propiedad. La Comunidad de Madrid, mientras tanto, trató de impulsar la declaración de los terrenos como ‘suelo contaminado’ para forzar a sus responsables o propietarios, en su defecto, a asumir la descontaminación. Finalmente, ante el limbo jurídico que se presenta, el Gobierno regional adquiere la parcela en 2009 y comienza a preparar el proyecto para su recuperación.

Los vertidos formaron una balsa principal de materiales contaminantes de una superficie aproximada de 12.750 metros cuadrados donde, según los estudios realizados, se acumulaba un volumen de unos 50.000 metros cúbicos de sulfonatos de petróleo oleosos; y una laguna de menor superficie de unos 2.000 m2 de superficie y que acumulaba sulfonatos del petróleo en estado semisólido.

En total, 6,41 hectáreas, más de 50.000 m3 de material contaminante (equivalente a 20 piscinas olímpicas) y 33.000 m3 de suelo (equivalente a 390 camiones tráiler) contaminado por un residuo de muy difícil gestión por su acidez y la interacción entre el suelo y el residuo durante años.

Fases

Para tratar de revertir el atentado medioambiental generado en la laguna negra de Arganda, la Comunidad de Madrid estableció un proceso por fases.

En 2014, la Consejería inicia los trabajos correspondientes a la primera de ellas, concretamente la relativa a la extracción y valorización energética de los residuos.

En octubre de ese mismo año se inicia la fase 1A, que se extiende hasta 2018 y en la que se lleva a cabo la extracción y valorización energética de la fracción bombeable de la laguna principal.

Desde 2019 se trabaja en la llamada fase 1B, la que actualmente se desarrolla, y que consiste en la extracción por medios mecánicos y valorización energética de la fase no bombeable de la laguna principal y la laguna sureste.

Una vez concluida ésta, llegarán la fase 2 (remediación y adecuación de los suelos contaminados) y la fase 3 (restauración ecológica del emplazamiento), prevista inicialmente para 2024 pero que se prolongará hasta 2026.

Laguna de aceite de Arganda (foto: Diario de Arganda)

Laguna de aceite de Arganda (foto: Diario de Arganda)

Daniel Barettino es subdirector general de Inspección y Disciplina Ambiental del área de Economía Circular de la consejería. Reconoce en declaraciones a este diario digital el reto y la dificultad que ha supuesto acometer la mayor labor de recuperación medioambiental realizada no solo en España, sino en toda Europa. “Actualmente estamos en plena ejecución de la fase 1B, que es la recuperación de la parte más profunda de la laguna principal y de la laguna sureste, que son materiales solidos que hay que extraer por medios mecánicos. Está previsto que esta fase la terminemos a mediados de 2023. Después vendría la fase 2, que es la descontaminación de suelos de la parcela y, finalmente, la recuperación ambiental con recuperación ecológico-paisajística con creación de suelo y la implantación de especies autóctonas en la parcela”, explica.

“Fue un reto afrontar este problema ambiental que es complejo y que venía de muy antiguo. Estamos afrontándolo intentando sobre todo mantener toda la garantía sobre el espacio protegido sobre el que se asienta y garantizando que no se produzcan efectos ambientales adversos sobre este parque, y sobre todo pensando en recuperar la parcela para darle un uso público en el futuro dentro de este parque”, reconoce Barettino.

Combustible alternativo

La apuesta del área de Economía Circular no pasa solo por recuperar la zona, sino también por convertir los residuos contaminantes en material reutilizable. Esa es precisamente la causa por la que el proceso se ha ralentizado en los últimos tiempos.

Hasta el momento se han extraído mediante bombeo 42.346,83 toneladas de residuos de la laguna principal de Arganda, que se han cargado y transportado en más de 1.700 camiones cisterna, con los que posteriormente y mediante un proceso específico se prepara combustible reutilizado alternativo para su valorización energética y su posterior cesión a fábricas de cemento que dispongan de Autorización Ambiental Integral.

Con los residuos extraídos hasta el momento se han obtenido 60,7 millones de kWh de energía a través de combustible alternativo, que es el equivalente a la energía total (térmica y eléctrica) consumida por 17.416 hogares españoles en un año.

Se trata de una apuesta del Gobierno regional por el modelo de economía circular y la revalorización de los residuos con el objetivo de darles una segunda vida.

Laguna de aceite de Arganda (foto: Diario de Arganda)

Combustible tratado ‘in situ’ en la Laguna Negra para su reutilización (foto: Diario de Arganda)

Y es que el ritmo de extracción en ambas lagunas tiene que adecuarse a la capacidad de dar salida a este material en las citadas cementeras, de manera que el procedimiento se ralentiza ante imponderables como crisis sectoriales que frenan el consumo de cementos, por ejemplo.

Desde el área de Economía Circular tienen todo previsto para impedir una posible filtración de la contaminación inherente a estos residuos al acuífero que discurre bajo el suelo y que podría terminar por contaminar el río Jarama. Las medidas de seguridad son estrictas y los protocolos para evitar posibles filtraciones llevaron a instalar un muro perimetral alrededor de la laguna que, junto a la capa última de este terreno, forma una estructura impermeable que garantiza que no existan fugas. Además, se realizan numerosas catas sobre el terreno de forma constante para comprobar que la calidad del suelo no ha variado.

En concreto, se ha instalado una pantalla impermeabilizante de cemento-bentonita rodeando el perímetro de la Laguna principal, con una profundidad de entre 10 y 15 metros, anclada en un nivel de arcillas que se encuentra a dicha profundidad. Esto permite bombear el agua subterránea que se encuentre dentro del recinto interior determinado por la pantalla, y se podrá trabajar en seco para la extracción de los residuos de la parte más profunda de la laguna principal.

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